La escritura es un oficio con una larga historia. Empieza en el antigüo Egipto, en los tiempos de Ptahhotep, escriba del faraón Dyedkara-Isesi, y llega hasta los helados bosques de Maine, donde Stephen King no para de escribir novelas torturantes. Es un lapso de tiempo enorme que comprende muchas opciones distintas.
Donde hay comunicación, hay escritura; el problema, por supuesto, es que la comunicación varía mucho en cada época. Los profesionales de la escritura ya no se dedican a grabar proverbios en arcilla, sino a redactar newsletters. Los tiempos han cambiado. Y precisamente por eso, para orientar a quienes quieran dedicarse a este oficio, en este artículo vamos a detallar distintas formas de vivir de la escritura.
Cómo ser escritor
En general, cuando se piensa en vivir de la escritura, lo primero que se nos viene a la cabeza es vivir de escribir libros, y en particular libros de literatura. Esto es una posibilidad, por supuesto, pero no la única. Y de hecho es de las menos comunes. Eso tiene mucho que ver con las condiciones del mercado editorial. Para que vender libros sea realmente rentable —por lo menos para el autor—, hay que hacerlo en un volumen descomunal, al que muy pocos llegan.
Los contratos varían mucho de acuerdo al país y la editorial, pero, en Argentina, lo usual es que el autor cobre alrededor de un 10% del precio de los libros vendidos. A su vez, las tiradas en literatura pocas veces superan los dos mil ejemplares. Si a eso le agregamos que pocos escritores publican todos los años, y a que no todas las tiradas se agotan, es fácil entender cómo pocos autores viven realmente de la venta de libros. Puede ser un complemento agradable, por supuesto, pero es extremadamente raro que sea el único sustento.
5 formas de vivir de la escritura
Entonces, si los escritores no se dedican a vender libros, ¿de qué viven? Hay varias respuestas posibles a esa pregunta. En principio, es importante destacar que muchos escritores no viven de la escritura en absoluto; hay autores muy reconocidos que son, además, ingenieros, bailarines o limpiadores de piletas. Pero, para los que sí viven de este oficio, hay varias posibilidades. Las principales son las siguientes.
1. Periodismo
El periodismo es una de las aplicaciones más comunes del oficio de la escritura. Desde Gabriel García Márquez a María Moreno, muchos escritores pasaron por las redacciones de diarios o revistas. Esto no necesariamente implica ser un columnista estrella, por supuesto. Cualquier medio escrito necesita un flujo regular de noticias, reseñas y artículos, y eso implica contar con personas capaces de redactarlos. Tampoco estamos hablando de diarios prestigiosos de tirada nacional; durante la década del treinta, por ejemplo, Borges supo ganarse el pan con una columna de reseñas en la revista El Hogar, dedicada al público femenino.
Por supuesto, el periodismo cambió mucho en los últimos años. Desde la aparición de internet, los medios impresos han perdido mucha de su influencia. Hoy en día existen muy pocas redacciones como las que vemos en las películas, enturbiadas por el humo del cigarrillo y azotadas por el ruido de las máquinas de escribir. La profesión se ha volcado al trabajo freelance, lo que significa que muchos periodistas ya no son parte del equipo de un medio, sino que ofertan sus trabajos en la forma de sumarios.
2. Redacción publicitaria
La publicidad también requiere un flujo constante de textos. Estos pueden tomar muchas formas, desde copys breves, usados en redes sociales y campañas tradicionales, hasta artículos SEO orientados a ganar tráfico online. También es relativamente común que los escritores tomen el rol de creativos, como hizo, por ejemplo, Rodolfo Fogwill en su propia agencia, Ad Hoc. Su trabajo como publicista es probablemente más famoso que su obra como escritor: él fue el autor del slogan de Quilmes, “El sabor del encuentro”.
3. Ghostwriting
Los ghostwriters o escritores fantasma son contratados para escribir bajo el nombre de otra persona. Su oficio sirve, entonces, para darle forma al libro de otro; cobran por palabra —lo que significa que renuncian a los derechos sobre la obra— y suelen trabajar de manera confidencial. Probablemente el género más abordado por los ghostwriters sean las autobiografías, pero en realidad hay muchas otras opciones: pueden escribir libros de divulgación científica, de autoayuda, de ficción, de historia o de casi cualquier otro tema. El contenido del libro, en realidad, depende del cliente.
La agencia Palabra está conformada por un grupo de ghostwriters que se encargarán de volcar tus propias palabras a un texto escrito. Escribimos por encargo todo tipo de libros, ya sean novelas, autobiografías, manuales o ebooks. No dudes en ponerte en contacto con nosotros.
4. Talleres
Los talleres literarios son otra gran fuente de ingresos para los profesionales de la escritura. Por supuesto, en este caso el trabajo no consiste exactamente en escribir, sino en saber escribir y aconsejar a otros en el desarrollo de sus propias obras. Eso significa, en algún punto, que requiere el mismo tipo de conocimiento técnico, pero que se aplica de otra manera.
Muchos escritores, sobre todo en Latinoamérica, se mantuvieron dictando talleres literarios. Liliana Heker es probablemente una de las más conocidas, pero también podemos nombrar a Guillermo Saccomano, a Luciano Lamberti o a Hebe Uhart. También hay cientos de casos de talleristas poco reconocidos por su obra personal, pero que coordinaron durante años grupos de escritura muy exitosos.
5. Edición
Las editoriales también necesitan gente experta en el oficio de escribir. Esto incluye a los editores, por supuesto, pero también a los correctores ortotipográficos y de estilo. Frecuentemente, en empresas pequeñas, todas estas tareas son realizadas por la misma persona, pero lo ideal es que no se mezclen, porque eso puede dar lugar a errores y deslices.
Muchos escritores tuvieron un desempeño notable como editores. Victoria Ocampo es probablemente el caso más conocido, pero también podemos pensar en Juan Forn, quien se encargó de publicar a autoras como Mariana Enríquez o Camila Sosa Villada.
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Cómo vivir de escribir
No hay una única forma de vivir de la escritura; hay varias. Y cada una tiene sus propias particularidades. Sin embargo, lo cierto es que la mayoría de los escritores terminan combinando varias de estas prácticas. Algunos alternan entre el periodismo y los talleres, y otros entre la edición y el ghostwriting; todo depende, en gran medida, de las capacidades y las oportunidades de cada uno. Lo importante, si te interesa vivir de la escritura, es tener presentes todas estas opciones.