La carrera de Letras está orientada a los amantes de la literatura. En este sentido, hace dos promesas básicas: sus estudiantes van a leer mucho, variado y en profundidad, y sus graduados van a poder dedicarse a los libros de una forma u otra. Y es cierto que, a grandes rasgos, cumple con las dos.
Las bibliotecas de los estudiantes crecen año a año. Los graduados se dedican —si tienen un poco de suerte— a la docencia, la edición, la investigación o la comunicación. Y a pesar de todo, hay ciertas cosas que la carrera de Letras no enseña. En parte es lógico: la literatura es un campo tan amplio que es imposible abarcarlo todo. Hay libros, autores y hasta movimientos que necesariamente van a quedar afuera. Sin embargo, también es verdad que algunas de estas cosas no están en la carrera más por un tema de perspectiva que de tiempos. Letras enseña una forma particular de entender la literatura, y eso deja afuera aspectos importantes.
La carrera de Letras
La mayoría de las carreras de Letras o Literatura tienen una de dos orientaciones: la docencia o la investigación. Eso tiene dos motivos principales. Por un lado, es una cuestión laboral; si los alumnos se van a convertir en docentes o investigadores, tiene sentido que las clases se orienten en esa dirección. Por el otro, interviene también la competencia con otras carreras. Muchas veces, las mismas universidades que dan Letras o Literatura tienen también carreras de Edición, de Historia del Arte o incluso de Escritura, y es lógico que cada una tenga su enfoque particular. Sin embargo, al final del día, esto muchas veces es limitante, porque deja afuera ciertas nociones fundamentales para entender el proceso de producción y distribución de los libros.
5 cosas que no enseñan en la carrera de Letras
No todas las carreras de Letras son iguales; muchas veces ni siquiera tienen el mismo nombre. A su vez, no todas enseñan los mismos contenidos, ni lo hacen de la misma forma. Eso significa, por lo tanto, que la lista que sigue no se va a verificar íntegramente en cualquiera de ellas. Sin embargo, también es cierto que, a pesar de sus diferencias, todas estas carreras tienen muchos aspectos en común. Y eso implica que van a cumplir con por lo menos una de estas cinco cosas que no enseñan en la carrera de Letras.
1. Cómo se hacen los libros

A pesar de lo que dice la tapa, un libro no es obra de un solo autor. En la mayoría de los casos, los manuscritos pasan varias revisiones, por parte de editores y correctores, antes de llegar a su versión final; los autores cortan, escriben, reordenan y reversionan a pedido, y muchas veces lo que se publica es muy distinto a lo que se presentó por primera vez. Un ejemplo muy claro es el título: en muchísimos casos, es una decisión del editor, quien después de todo es el que está más interesado en crear un producto atractivo y vendible. Sin embargo, en los estudios académicos, pocas veces se habla de este proceso, en parte porque prácticamente no deja rastros. El resultado es que, al final, pareciera que todas las decisiones del libro, desde la tapa hasta la última coma, fueron tomadas por una sola persona, cosa que casi nunca es así.
2. Cómo viven los escritores
Las biografías tienen poco lugar en la carrera de Letras, y por una buena razón. No tiene sentido explicar una novela con la vida de su autor. Cervantes peleó en Lepanto y cayó cautivo de los moros, sí, pero no fue de ninguna manera el único. Y solo él escribió el Quijote. Sin embargo, también es cierto que entender cómo viven los escritores —y sobre todo: de qué viven— da una buena idea de las condiciones de producción de ciertas obras. Dostoievski escribió El jugador en menos de un mes, dictándola a toda velocidad, con el único fin de cumplir un contrato con su editor y pagar sus deudas de juego; eso seguramente explica que sea una de sus novelas más cortas. Borges empezó a dar conferencias —de las mejores conferencias en habla hispana— cuando, en 1945, se quedó sin su trabajo de bibliotecario. El modo de sustento de los escritores afecta claramente su producción, y muchas veces motiva la creación de ciertas obras y no otras.
3. Cómo funciona el mercado editorial

La literatura es solo una parte del mercado editorial. Además hay libros escolares, de divulgación científica, de cocina, de filosofía, de periodismo, de instrucciones, de historia, de idiomas, de derecho, de agronomía, y de muchas cosas más. El libro es un dispositivo versátil, que puede usarse para muchas cosas. Las editoriales de cierto tamaño hacen un poco de todo; la literatura es una entre muchas mercancías posibles, y en general la tratan como tal. La mayoría de los libros se publica por una combinación entre dos impulsos: el amor y el dinero.
A su vez, los libros no solo se publican: también se venden. Y eso pasa de muchas maneras. Se venden en librerías, en páginas web y en ferias; en papel, en audio y en digital. Hay librerías que compran los libros antes de venderlos, librerías que solo los reciben y los exhiben, y librerías que cobran por mostrar ciertos ejemplares y no otros. Y también hay distribuidoras, empresas dedicadas exclusivamente a almacenar y repartir los libros. Todos estos actores tienen un rol determinante en la publicación, distribución y difusión de las obras literarias, y son espacios laborales de inserción para los estudiantes de literatura, pero pocas veces se los toma en cuenta.
4. Cómo se relaciona la literatura con otras artes
La literatura es una entre varias expresiones posibles dentro de la cultura y, como es lógico, se relaciona con las demás artes y ciencias de su época. Y esto se puede ver de varias formas. La publicación de El origen de las especies, de Darwin, difundió la idea de que los humanos descendemos de los monos. Eso provocó, entre otras cosas, que aparecieran muchos relatos sobre monos con rasgos humanoides, como Yzur, de Leopoldo Lugones.
Pero también hay transmisiones menos directas. El Romanticismo inglés fue un movimiento cultural mucho más amplio que los poemas de Samuel Taylor Coleridge; se puede ver también en las pinturas de J. M. W. Turner y en los jardines de Lancelot Brown. El montaje en el cine, desarrollado por Einsestein, es contemporáneo a las novelas vanguardistas que recurrían a la superposición de materiales. Por supuesto, estudiar a fondo este tipo de relaciones le corresponde a carreras como Historia del Arte o Estudios Culturales, pero estudiar la literatura sin entender el contexto puede producir impresiones erradas.
5. Cómo escribir
Las carreras de Letras enseñan a leer, no a escribir. Y eso puede ser decepcionante para muchos ingresantes desprevenidos. Por supuesto, esto tiene que ver con el foco de la carrera: la literatura aloja estilos muy dispares, muchas veces únicos. Pero también es cierto que, a nivel laboral, hay muchos trabajos que exigen escribir en un estilo más neutro y despersonalizado. Ese tipo de escritura profesional que practican los periodistas y los redactores tiene sus reglas, pero estas no se enseñan en las carreras de Letras.
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